Encuéntrame en la intersección de lo salado y lo dulce

Por sí solos, cada uno es una potencia de sabor. Juntos, tienen el poder de dominar el mundo. Bueno, quizá no el mundo, pero sin duda la cafetería escolar. Hablamos de sabores salados y dulces, experiencias de sabor claramente diferentes que satisfacen el paladar y despiertan el deseo de más. Son tan distintivos que uno podría pensar que no pueden funcionar juntos eficazmente, y sin embargo, lo hacen.

Piensa en la piña dulce con queso salado y salsa de tomate sobre la pizza. O mejor no lo pienses si eres de los que odian. No te preocupes, hay muchos ejemplos menos controvertidos que lo demuestran: fruta y queso, jarabe de arce y tocino, mantequilla de cacahuete y mermelada, melocotones y cerdo, mango y pollo, salsa barbacoa dulce y carne ahumada, e incluso salsa teriyaki (compuesta por salsa de soja y azúcar). Si bien lo salado y lo dulce tienen propiedades de sabor contrastantes, sus diferencias también son complementarias, y cada una realza las características de la otra...